AMOR Y CONFIANZA
Me llamo Noa. Soy de raza Samoyedo y
quiero enviar un mensaje de esperanza y solidaridad desde mi experiencia, que
agradecida, voy a compartir con vosotros, queridos internautas.
Me abandonaron cuando tenía cuatro
meses. Caminaba por la carretera desorientada y sola. Miraba con ansiedad a un
lado y otro buscando a los que me habían criado, a los que yo amaba y
necesitaba. No sentía hambre ni sed, solo dolor y miedo. No se exactamente
cuanto tiempo llevaba así, cuando, un coche se paró ante mi. Era una persona
que compadecida me miraba, vio la tristeza y dolor reflejados en mis ojos y sin
dudarlo me sentó en su coche, me llevó a su casa y me adoptó. Ahora tengo un
hogar feliz con una familia que me ama.
Me siento útil. Acompaño a mi dueña y
amiga en su trabajo nocturno. Sentada en el asiento del copiloto, oteo y
escucho cualquier ruido o cosa que esté en movimiento.
Una noche, estaba yo echada en el asiento trasero, por orden de mi dueña,
cuando se acercó al coche, que en ese momento estaba parado, un hombre que a mi
no me gustó nada. El no advirtió mi presencia, por lo que intentó introducir el
brazo por la ventanilla, pero se encontró con algo que el no esperaba, mi
enorme cabeza y mis fauces abiertas. Dio un grito y retiró el brazo con tanta
velocidad que solo me dio tiempo de romperle la manga de la camisa.
Confío plenamente en el cariño de mi
dueña, se que nunca me abandonará aunque llegue el momento fatídico en que ya
no pueda acompañarla. Nunca oiré de sus labios: ya no haces falta, no tengo
tiempo para cuidarte! ¡Que horribles
palabras! Ella nunca me abandonaría. Yo a ella tampoco.
Mª Dolores Galera.
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