miércoles, 9 de enero de 2013

ESCAMAS EN MIS OJOS




Yo era pobre y padecía ceguera
Tú pasabas por allí
y como el ciego del camino,
¡Señor que vea! te grité,
me oíste y llegaste a mí.
Abriste mis ojos sin brillo a tu luz
y vi destellos de  vida sin fin,
Ya te veo mi Maestro bueno
descubro tu huella junto a mí,
la que me marca el camino
que siempre me guiará hasta ti.
Y me mandaste callar
como el trigo en el surco
hecho hierba callada,
pero, como el ciego,  tengo que gritar
la divina aventura de ver,
que eres el Todo en mi nada.

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