Montada en mi caballo brioso
la ilusión me
empujaba,
corría veloz, mi amor
mientras el viento me
acariciaba.
Y, de pronto, inesperadamente,
en un cruce del
camino,
allí aparece una
encrucijada.
¿Dónde estás tu, bien
mío
y cual es la ruta
acertada?
Ante la tortura de la
duda
decido retroceder,
y yo me pregunto donde estarás y si
fuiste mío alguna vez.
Así, estoy tan
desorientada
ante misterio tan fuerte,
que temo elegir la
áspera senda
que aún más lejos de
ti me lleve.
Ahora he vuelto a las andadas
y he visto tus pisadas.
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