El sol jugaba con una rosa
y mientras la
encandilaba,
quemando, le dijo:
¡ hermosa!
la rosita se asustó
y se desmayó mimosa.
Al volver en sí, con
pestañeo,
ella feliz le dijo al
sol,
¡ay! mi ardoroso
amigo
que susto y qué
emoción!.
¿Y cuánto duró aquel
amor?
lo que tardó en morir
la rosa,
que se deshojo ante
el sol
dándole el postrer
aroma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario